Con máquinas virtuales en la nube, los futuros ingenieros pudieron continuar con su enseñanza práctica y laboratorios. Sólo faltaron las botas y el casco.
Esta solución permitió trasladar la infraestructura de los laboratorios de cómputo a la nube
Después de adoptar la educación remota apoyada en tecnología, se implementaron máquinas virtuales en la nube de Microsoft Azure para habilitar software especializado y brindar mayores capacidades de cómputo a estudiantes y profesores, respondiendo así a uno de los grandes desafíos de la educación virtual: los laboratorios y talleres.
El Covid-19 llevó a la Escuela Colombiana de Ingeniería Julio Garavito a potenciar las clases virtuales, a pesar de que su esencia académica siempre ha sido la modalidad presencial. No obstante, el trabajo remoto le brindó beneficios a la educación superior y a la vez enfrentó a las instituciones a nuevos retos para satisfacer las necesidades de estudiantes y profesores en áreas del conocimiento que requieren prácticas y trabajos de laboratorio históricamente presenciales. ¿Cómo llevar a cabo un taller de mecánica? ¿Cómo modelar un puente o diseñar una válvula cardiaca en casa?
La Escuela Colombiana de Ingeniería Julio Garavito fue una de las instituciones de educación superior colombianas que más rápido reaccionó con sus herramientas de educación no presencial apoyada por tecnología para no interrumpir el calendario académico de 2020. El sólido tránsito que desde tiempo atrás venía dando hacia una transformación digital, apoyado por herramientas de Microsoft, agilizaron la inmediata integración de Teams a sus actividades académicas.
Rápidamente, la Escuela comprendió que Teams y Office daban para mucho más que comunicación: ofrecían verdaderas plataformas de colaboración que había que aprovechar al máximo. Adoptó todas las funcionalidades que le otorgaba la suite Office 365 y masificó el uso de herramientas como OneDrive y SharePoint. “Empezamos a ver necesidades para el acceso remoto de los usuarios, como lograr una autenticación para la gran mayoría de herramientas con un solo usuario y contraseña. Ahí le sacamos provecho a Active Directory de Microsoft y a Microsoft Identity Manager para integrarlo con Office 365 y dar acceso a estudiantes y profesores a todas las aplicaciones y plataformas de manera segura e integrada”, dice Jimmy Ruiz Villate, director de Tecnología de la Escuela Colombiana de Ingeniería Julio Garavito.
Pero quedaban retos por delante. Con las clases remotas en marcha, se fueron corriendo las fronteras relacionadas con la educación virtual y surgieron nuevas preguntas. Por ejemplo, ¿cómo virtualizar las modelaciones y proyecciones que se hacen en los laboratorios prácticos y que requieren software académico sofisticado y costoso, disponible solamente en máquinas de la institución?
La respuesta abría un nuevo capítulo hacia una transformación que corría buen curso. “Nos llamó mucho la atención la propuesta de Bext, nuestro aliado de tecnología, de usar máquinas virtuales en la nube aprovisionadas con herramientas y software que usualmente estudiantes y profesores no tienen en sus equipos personales, pero con los que sí contamos en la Escuela. Fui escéptico en un principio porque no sabía si estudiantes y profesores se iban a enganchar, pero necesitábamos soluciones. Miramos, comparamos y nos decidimos e implementamos la solución en la nube de Azure”, afirma Ruiz y agrega: “Teníamos que encontrar la mejor opción. No podíamos decirles a estudiantes y profesores que tenían que ir a comprar un software costoso o una potente máquina por su cuenta para seguir aprendiendo y enseñando”.
Así pues, como sucede casi siempre con las soluciones innovadoras, comenzaron de manera prudente, con el aprovisionamiento de 50 máquinas virtuales a las cuales todo profesor o estudiante podía acceder desde el portal para implementar sus modelos, tal y como si estuvieran en las potentes máquinas del laboratorio. El éxito fue tal que en una semana no dieron abasto. En tres semanas ya tenían 150 y al cabo de un mes superaron las 300. Hoy, cuentan con 350 máquinas dotadas con todas las herramientas y el software necesario para realizar actividades académicas complejas de la educación superior. No tuvieron que hacer entrenamientos ni dar explicaciones; la noticia se regó como pólvora, la solución dio en el blanco y transformó este esfuerzo extra en una nueva dimensión.
Acceso a un clic
Lo primero que hicieron el ingeniero Ruiz y su equipo de tecnología, con el apoyo de Bext, fue crear cinco máquinas tipo, entendiendo los usos más frecuentes de software especializado, con el propósito de cubrir las necesidades de 12 programas de pregrado, 19 de posgrado, uno de doctorado y la múltiple oferta de educación continuada. Con la implementación de máquinas aprovisionadas en la nube, dependiendo de las características del software requerido, emplearon sistemas operativos de Windows Server y Windows Virtual Desktop.
Hacia los usuarios, la solución no pudo ser más eficiente: la solicitud de las máquinas está a un clic de distancia. Los estudiantes y profesores acuden a “Mi mesa de ayuda”, un portal existente hace varios años en la Escuela, y solicitan en los laboratorios de cómputo virtuales los equipos y el software de una manera ágil y sencilla. Se aprovisiona la máquina más apropiada y se le asigna al estudiante, quien recibe un mensaje de confirmación por correo y un vínculo para acceder.
“No interesa la capacidad de procesamiento que tenga el equipo del estudiante en la casa ni cuáles programas deba correr porque todos los modelos y la información se ejecutan en la máquina que se aprovisionó en la nube”, enfatiza Ruiz. El equipo del área de Tecnología creó un sencillo instructivo para almacenar sus trabajos en la nube y las instrucciones para compartir material con los profesores sin tener que usar la memoria del equipo personal.
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Desde la implementación de esta solución entre abril y mayo del 2020, a la semana se usan las 350 disponibles por periodos de entre seis y ocho horas diarias. Se ha llegado a usar simultáneamente hasta cien máquinas. Esto no se hubiera logrado sin incurrir en enormes inversiones: “En el análisis previo que hicimos evaluamos pros y contras de aprovisionar máquinas en la nube versus adquirir nuevas máquinas. La verdad es que, además de los costos, al comprarlas surgen costos ocultos que hacen que la máquina física en el laboratorio cueste más. Uno de ellos, la energía eléctrica que, como bien sabemos, es costosa. Otro, las horas de trabajo de los técnicos que tienen que actualizar, reparar y mantener a punto las máquinas; eso nos convenció más de que la nube era la mejor solución. Tenemos la garantía de tener 350 máquinas siempre en perfectas condiciones”, asegura Ruiz.
Atribución de imágenes: fotos de ingenieros creadas por Foto de Kateryna Babaieva en Pexels y Pixabay
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