La ACP advierte que el mercado ilícito de combustibles continúa afectando al sector formal. Según sus reportes más recientes, la manipulación y adulteración de gasolina han contribuido a la disminución del consumo legal en la capital y en departamentos fronterizos como La Guajira, Putumayo, Vichada y Norte de Santander.
El uso de estos combustibles no solo golpea la economía formal, sino que también amenaza la salud de los ciudadanos y compromete el suministro energético nacional.
Pese a su menor precio en el mercado informal, la gasolina adulterada representa un riesgo considerable: deteriora el rendimiento de los motores, eleva los costos de reparación y mantenimiento, y agrava los niveles de contaminación atmosférica en las ciudades
El contrabando de combustibles en regiones fronterizas y otras zonas del país se han incrementado, generando fallas mecánicas significativas en vehículos y riesgos para la seguridad vial. Reportes recientes de la Asociación Colombiana del Petróleo y Gas -ACP- señalan que la demanda irregular de gasolina vinculada a la adulteración ha afectado la caída del consumo legítimo en ciudades como Bogotá y departamentos frontera como La Guajira, Putumayo, Vichada y Norte de Santander.
El supuesto ahorro que ofrecen estos combustibles se desvanece rápidamente cuando el motor sufre daños por corrosión, lo que deriva en reparaciones costosas a corto y mediano plazo. Además, parte del combustible de contrabando proviene de perforaciones o conexiones ilegales a la red de poliductos, una práctica que no solo amenaza el suministro nacional de gasolina legítima, sino que también genera graves riesgos de seguridad y contaminación ambiental.
"Las gasolinas adulteradas o de contrabando son un engaño disfrazado de ahorro. No solo roban el dinero y dañan el motor de los colombianos, sino que atentan directo contra el medio ambiente y el abastecimiento del país. Nuestra respuesta a esta práctica ilegal es la calidad indiscutible y la innovación sostenible. Por eso, lideramos el mercado con combustibles diferenciados, asegurando que cada gota que se consume no solo maximice el rendimiento del vehículo, sino que aporte activamente a la mitigación de la huella de carbono”, afirma Juan José Martínez, presidente de Primax Colombia.
Ante este panorama, compañías como Primax han reforzado su compromiso con la sostenibilidad. Su gasolina Extra G-Prix permite reducir hasta en un 20% las emisiones contaminantes gracias a una combustión más eficiente, mientras que el Max Pro-Diésel logra disminuir en un 25% las emisiones nocivas. Ambos combustibles cumplen con los exigentes estándares de calidad de la certificación internacional Top Tier.
Bajo esa línea, Primax es la única compañía mayorista que adelanta entregas de Biodiésel B20 en Colombia, impulsando la adición energética nacional. Este programa, inicialmente enfocado en el transporte pesado, ya cuenta con pilotos activos en Bogotá, Medellín y Chía, abasteciendo diésel con un 20% de biodiésel a más de 1.200 volquetas y camiones.
La iniciativa ha permitido eliminar cerca de 8.000 toneladas de CO2, equivalentes a la plantación de más de 528.000 árboles, al tiempo que ofrece beneficios técnicos como mayor potencia del motor y prolongación de la vida útil del aceite al mantener mejor su viscosidad.
Los combustibles ilegales ponen en riesgo la salud pública y el suministro nacional, mientras que Primax Colombia contribuye a la meta de reducir en más del 51% las emisiones de gases de efecto invernadero para 2030, ofreciendo combustibles más limpios y sostenibles para el medio ambiente y el consumidor responsable.
La recomendación de los organismos de control es clara: optar por combustibles certificados y denunciar cualquier práctica irregular. Con ello se salvaguarda la inversión del usuario, se fortalece la legalidad del sector y se impulsa una transición hacia un consumo energético más responsable y sostenible.
Identifique las artimañas y cómo detectar si su combustible está adulterado
- Olor fuerte e inusual: un olor excesivo a químicos, azufre o solventes.
- Coloración anormal: los combustibles legales tienen un color uniforme (ligeramente amarillo en la extra y transparente en el diésel); una tonalidad turbia o rojiza es señal de impureza.
- Humo excesivo: la combustión inadecuada produce humo negro o azulado por el escape, un síntoma de bajo octanaje y residuos.
- Menor rendimiento: la potencia del vehículo se reduce, y el consumo de combustible por kilómetro aumenta notablemente.
La lucha contra la gasolina adulterada exige más que controles y sanciones: requiere cultura ciudadana, vigilancia constante y compromiso de todos los actores de la cadena energética. Cada conductor que elige combustible certificado, cada autoridad que refuerza la supervisión y cada empresa que apuesta por la sostenibilidad contribuyen a un mismo propósito: un país donde la movilidad sea sinónimo de confianza, eficiencia y respeto por el medio ambiente.
Compartir información también es una forma de proteger el planeta. Difunde este artículo y ayuda a crear conciencia sobre el impacto de los combustibles ilegales y la importancia de un consumo responsable.
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