Diversos estudios demuestran que, emociones como la alegría, la satisfacción y la tristeza, pueden llevar a compras más impulsivas y a una mayor disposición a pagar más por un producto.
A la hora de comprar establezca metas, póngalas como prioridad y motívese en día a día
Las ganas de poseer, pertenecer, evitar perder una oportunidad y la gratificación instantánea son factores que impulsan a gastar plata en compras.
¿A cuántos no les pasa que ven algo en un almacén o en una tienda en línea y les encanta tanto que no dejan de pensar en eso? Inmediatamente, sienten deseos de comprarlo, aunque en el fondo saben que no lo necesitan. En ese momento, las emociones positivas se han activado en el cerebro y empiezan a tener gran influencia en la decisión de gastar esa platica.
Varios estudios evidencian que, emociones como la alegría, la satisfacción y la tristeza, pueden llevar a compras más impulsivas y a una mayor disposición a pagar más por un producto. De hecho, es común que las personas recurran a las compras como una forma de esconder sus emociones negativas o expresar la felicidad que sienten. Asimismo, el deseo de poseer, la necesidad de pertenecer, evitar perder una oportunidad y la gratificación instantánea son factores que nos impulsan a gastar plata en cosas que no necesitamos y nos pueden descuadrar en el mes.
Ahora, sentir emociones positivas al comprar no está mal, pero tampoco poder dejarse llevar solamente por ellas y anular a la razón. En ese sentido, consultamos a Nequi, una de las líneas de negocio de Bancolombia, teniendo como columna vertebral la educación financiera, quien despeja dudas y brinda consejos para comprar de manera más inteligente, balanceando la razón y la emoción.
Las listas le alistan:
Antes de ir de compras, elabore una lista de lo que le hace falta y manténgase firme en ella. Así podrá enfocarse en lo que realmente necesita, evitar compras impulsivas y, por ende, gastar innecesariamente. Recuerde, no hay nada más peligroso que un comprador emocionado.
La ley de las 24 horas:
A veces, cuando se ve algo que nos gusta, se desea tomar una decisión rápida, pero lo mejor es esperar 24 horas para hacerlo, dándose tiempo a que la emocionalidad baje del todo. Anote eso que le encanta y vuelva a evaluar después de un día. Pregúntese: ¿qué pasaría si no realizo esa compra?, ¿es una necesidad o un deseo?, ¿está dentro de mi presupuesto? ¡Compare precios en diferentes tiendas! Y si estás completamente seguro, ¡adelante!
Priorice el compromiso consigo mismo:
Establezca sus propias metas, póngalas como prioridad y motívese día a día. A medida que le haga seguimiento, y vea que la va cumpliendo, no tendrá la tentación de abortar la misión y gastarse lo que ha destinado para ese sueño o proyecto.
La emoción es un factor que siempre juega en el proceso de compra, ¡y no está mal! Solo hay que aprender a entenderla y gestionarla, porque comprar puede ser emocionante, pero también peligroso para el bolsillo. Así que tome nota de estas recomendaciones, evite gastos innecesarios y ahorre.
De hecho, para ahorrar, hoy en día, plataformas como Nequi cuentan con servicios como los Bolsillos, que se pueden usar para separar su dinero y gestionar mejor los gastos fijos, las metas de ahorro, ideales para ahorrar diaria, quincenal o mensualmente una cantidad de plata para cumplir los sueños, y el colchón, una función que ayuda a ahorrar y a través de una trivia, de un tiempo o un amigo, protegerle de las tentaciones.
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Créditos de imágenes: fotos de compras racionales creadas por Freepik
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